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La investigación en cirugía vascular fue significativamente mejorada, como resultado de la labor de Carrell y Guthrie a principios de 1900, en el que se realizan injertos y trasplantes de varios tejidos compuestos. La heparina fue descubierta en 1916. La capacidad de controlar la coagulación de la sangre fue un paso fundamental en el desarrollo de la cirugía microvascular, así como el uso del microscopio quirúrgico, que fue iniciado por Nylen y Holmgren en el oído y la cirugía ocular, en la década de 1920 en la Facultad de Medicina de Karolinska en Estocolmo, Suecia.
Jacobson y Suárez, en 1960, fueron los primeros en utilizar el microscopio quirúrgico para realizar anastomosis de arterias de 3 mm con seda trenzada 7-0. Así nació la cirugía microvascular. Las mejoras técnicas en los instrumentos de microcirugía, sutura, y el microscopio de operación, incluyendo la iluminación coaxial, zoom motorizado y visión binocular, habilitó a varios cirujanos para comenzar simultáneamente la investigación de injertos experimentales en extremidades en todo el mundo.
El éxito obtenido con los injertos llevó a los esfuerzos para realizar la cirugía reconstructiva microvascular. Durante la década de 1960, Buncke experimentó con injertos y trasplantes de tejidos en animales de laboratorio. Él desarrolló muchos de los principios y técnicas importantes y es considerado por algunos como el padre fundador de la cirugía microvascular. El primer informe sobre un trasplante microquirúrgico experimental de colgajo cutáneo fue reportado por Krizek y asociados. Donde piel abdominal con pedículo vascular epigástrico superficial se transfirió con éxito en perros.
Durante la década de los años 1970, hubo numerosos avances en la transferencia de tejido mediante microcirugía experimental y más tarde en la década, apareció la cirugía microvascular clínica. Aunque la transferencia de tejido humano se llevó a cabo en 1957, cuando Som y Seidenberg reconstruyeron un esófago con un segmento yeyunal libre, no fue sino hasta 1972 que la primera transferencia de un colgajo libre, de tejido del cuero cabelludo humano, mediante una cirugía microvascular, fue reportado por Harii y colegas. Un año más tarde, Daniel y Taylor informaron sobre el éxito de la transferencia de un colgajo inguinal. El primer injerto de peroné vascularizado fue reportado por Taylor y sus colegas en 1975. Las décadas de los años 1980 y 1990 trajeron muchas más innovaciones quirúrgicas y nuevos diseños de colgajo mediante microcirugía, incluyendo algunas tan importantes como el colgajo escapular, el colgajo de peroné osteocutáneo y el colgajo radial.
Un número de colgajos regionales fueron entrando en uso para la reconstrucción de cabeza y cuello al mismo tiempo que la aparición de la cirugía microvascular clínica. El más importante fue el colgajo miocutáneo del pectoral mayor. El uso de la transferencia de tejido mediante microcirugía para la reconstrucción en cabeza y cuello, sin duda, se retrasó un poco por la popularidad del colgajo miocutáneo pectoral mayor y la creencia que representaba la respuesta a prácticamente todos los retos en la reconstrucción de cabeza y cuello. El fracaso del colgajo pectoral mayor, para transferir confiablemente hueso vascularizado en la reconstrucción mandibular y las dificultades en el entubado de este tipo de colgajo para reconstruir el segmento faringoesofágico, llevó a un renovado interés en el papel de la transferencia de tejido libre, como una solución potencial.
Fue en la década de los años de 1970 que los otorrinolaringólogos, que realizaban cirugía reconstructiva, como yo, se interesaron en la cirugía microvascular. Como interno oficial de segundo año, en el Departamento de Otorrinolaringología, Cirugía Maxilofacial de la Universidad de Iowa, William Panje, MD, viajó a Nueva York para tomar un curso quirúrgico por una semana para aprender las técnicas de cirugía microvascular.
Cuando regresó del curso, él fue suficientemente amable para enseñarnos las técnicas aprendidas. Disecamos colgajos donantes de cadáveres y en ratas practicamos anastomosis en vasos sanguíneos de 1 mm. Una vez que fuimos constantemente exitosos en llevar a cabo la anastomosis de estos pequeños vasos sanguíneos, intentamos la transferencia de un colgajo inguinal libre, basado en la arteria ilíaca circunfleja superficial y la vena del piso anterior de la boca, con el fin de reparar un defecto resultante de la extracción de un carcinoma de células escamosas grande. El pedículo vascular tenía sólo 3 cm de longitud. Para nuestra alegría, el colgajo sobrevivió y se reportó, en 1975, como el primer trasplante de colgajo exitoso, mediante microcirugía intraoral del mundo. Para el momento, Bill y yo estábamos en nuestro tercer año de residencia. Continuamos juntos, realizando otros casos de reconstrucción mediante microcirugía durante nuestro último año de residencia en Iowa.